Nos enganchamos al tradicional Torneo de Ginebra

Nuestra primera vez en Geneva

Tras nuestra participación en el Europeo de Jicîn, varios integrantes de ambas selecciones y algunos/as jugadores/as de la Liga nos interesamos por el tradicional Torneo Internacional de Ginebra. La 20º edición del campeonato con más lustre del Tchoukball mundial iba a contar con dos equipos españoles, Madriz Olé Star e Hispanos Tchoukball. Ambos conjuntos fuimos una mezcla de tchoukbaler@s españoles, en concreto de TB Arenas-Getafe y TB Leganés.

El viernes 16 de diciembre salimos de Madrid rumbo a Ginebra con la mochila cargada de ilusión. Después de algo más de dos horas de trayecto, la organización nos estaba esperando con un minibús para trasladarnos al pabellón principal. Allí nos presentaron a varios miembros del comité organizador y pudimos comprobar el buen estado de las instalaciones donde jugaríamos en apenas unas horas.

Con todas las presentaciones la noche se nos echó encima y la organización nos guió hasta uno de los bunkers civiles que hay repartidos por toda Ginebra. Allí compartimos alojamiento con los jugadores franceses y algunas personas de la organización. Era un sitio acogedor con literas de tres pisos y zonas para organizar nuestros equipajes. La cama nos llamaba a gritos. El día siguiente iba a ser larguísimo, ya que los partidos comenzaban muy temprano y abarcaban hasta última hora de la tarde.

Llegó nuestro gran momento

El sábado tocó madrugar luego de una noche en la que, por nervios o por ronquidos ajenos, algunos no pudieron dormir demasiado. Después de un desayuno ligero, el Torneo comenzó para nosotros con una idea en la cabeza; dedicar las primeras victorias a nuestra compañera Esther que no pudo viajar por problemas de salud. ¡Así lo hicimos! Ambos conjuntos vencimos en nuestras respectivos debuts y comenzamos con paso firme una serie de partidos victoriosos que nos llevarían hasta la ronda principal. Sin tiempo para apenas comer, salimos del pabellón en busca del minibus de la organización y rumbo al “pabellón grande”.

Tras un cambio de pabellón un poco caótico, la tarde del sábado fue una experiencia divertida en la que lo pasamos genial. Al caer clasificadas en el mismo grupo, ambas escuadras españolas tuvimos que enfrentarnos entre nosotras. El hecho de haber mezclado los equipos de la Liga dejó un resultados muy curioso.

Finalmente, Hispanos y Madriz Olé Stars quedarían totalmente encantados con el Torneo internacional Open de Ginebra consiguiendo clasificarse en los puestos 13º y 15º, respectivamente, de un total de 27 equipos. Un resultado que no está nada mal.

Queremos hacer una mención especial a Michaël Rabotot, un ex-jugador de la selección suiza que disputó varios partidos junto a nosotros y que nos enseñó muchos trucos. Es muy de agradecer que sus enseñanzas fueran en un casi un perfecto castellano, ya que su esposa es de latinoamericana y domina nuestro idioma.

Tchoukball al 100%

Después de la merecida ducha disfrutamos de una buena cena y de las espectaculares finales del Torneo de Selecciones. En la final femenina se enfrentaron Suiza y Taiwán ganando las primeras, mientras que en la final masculina Italia se deshizo de la anfitriona.

Y como en el tchoukball no todo es deporte, la organización del torneo decidió terminar la jornada celebrando su 20º edición con una pequeña fiesta donde no faltamos los españoles. Entre los corrillos tuvimos la oportunidad de saludar a Lydia y Marion Favre, jugadoras de la selección femenina de Suiza, y conocer a su madre. Nanette, de padres españoles y nacida en Galicia, vive en Ginebra desde pequeña y nos contó muchas cosas de la ciudad.

Un poco de turismo y vuelta a Madrid

El domingo, tras una noche con cansancio físico y sueño acumulado por la jornada anterior, nos dispusimos a conocer Ginebra. Nanette, muy hospitalariamente, se ofreció a enseñárnosla y no quisimos perder esa gran oportunidad

Recorrimos lo más turístico, tomamos una fondue de quesos en un paraje inmejorable y llegamos hasta el edificio de la ONU. Con el tiempo justo volvimos al pabellón principal para recoger las maletas y de nuevo la organización nos traslado en el minibús al aeropuerto.

Una gran experiencia tanto deportiva como social que seguramente muchos tomaremos como una tradición año tras año.